martes, 2 de septiembre de 2025

Sinners de Ryan Coogler: cuando el horror sureño se convierte en resistencia cultural

Ryan Coogler, conocido por obras como Fruitvale Station o Black Panther, regresa con una propuesta inesperada y arriesgada: Sinners (2025). Esta película no solo dialoga con el cine de género —en este caso, el horror vampírico—, sino que también lo subvierte, convirtiéndolo en una alegoría política, cultural y profundamente espiritual.



El corazón del Mississippi, entre música y oscuridad

Ambientada en 1932, la trama sigue a los gemelos Smoke y Stack (ambos interpretados por Michael B. Jordan) y a su primo Sammie (Miles Caton) en el intento de abrir un juke joint en un aserradero abandonado. El local, pensado como refugio comunitario, pronto se transforma en campo de batalla contra vampiros que encarnan la explotación, el racismo y la opresión.

Coogler convierte al blues en un personaje más de la historia: la música vibra como memoria, resistencia y motor narrativo, recordando al espectador que la cultura afroamericana siempre ha sobrevivido incluso en medio de la violencia.

Estética monumental y gótica

Visualmente, Sinners es un banquete. Filmada en gran formato (65 mm e IMAX), la textura de las imágenes captura tanto la crudeza del sur estadounidense como el misterio sobrenatural que lo habita. La dirección de arte de Hannah Beachler y el vestuario de Ruth E. Carter recrean con rigor histórico la época, mientras que la cámara juega con contrastes lumínicos que potencian la tensión del relato.

Coogler, asesorado por Christopher Nolan en el uso de formatos analógicos, apuesta por una experiencia sensorial inmersiva: sudor, polvo, sangre y sonido se entrelazan para envolver al espectador en un gótico sureño de gran escala.

Actuaciones y símbolos en carne viva

Michael B. Jordan ofrece un doble papel con registros contrastantes: la dureza de Smoke frente a la ambivalencia de Stack. Sin embargo, es el debut de Miles Caton como Sammie lo que aporta frescura y vulnerabilidad; su personaje encarna la esperanza y la voz artística de toda una generación.

Los vampiros, más que monstruos clásicos, funcionan como metáfora visual de la opresión estructural, un recordatorio de que los verdaderos depredadores son quienes han explotado históricamente la cultura negra.

Ambición y riesgos narrativos

No todo es perfecto: el filme carga con una gran densidad temática —fraternidad, música, espiritualidad, justicia racial, horror sobrenatural— que en ocasiones dispersa el foco dramático. La primera hora se dedica casi por completo a construir atmósfera y personajes, lo que puede impacientar a quienes esperan un ritmo más directo.

Sin embargo, la recompensa llega en un clímax hipnótico, donde espectáculo y catarsis comunitaria se funden en un mismo gesto cinematográfico.

Un ritual de cine y memoria

Más allá de su eficacia como película de horror, Sinners se erige como un ritual cinematográfico: un espacio donde el cine afroamericano se encuentra con la memoria histórica, la resistencia cultural y la experimentación formal.

Coogler demuestra que el horror puede ser mucho más que sustos: puede ser un espejo político, una celebración de la música y un ejercicio de identidad colectiva.





Rotten Tomatoes:

https://www.rottentomatoes.com/m/sinners_2025


No hay comentarios.:

Publicar un comentario