El debut cinematográfico de Mark Anthony Green, conocido hasta ahora por su faceta como editor en GQ, llega bajo el sello de A24 con una propuesta tan ambiciosa como irregular. Opus no se limita a ser un thriller psicológico; se adentra en el terreno de la sátira para exponer el magnetismo y la toxicidad del culto a la fama.
La película sigue a Ariel Ecton (Ayo Edebiri), una periodista joven que es invitada a una exclusiva sesión de escucha del esperado regreso de Alfred Moretti (John Malkovich), un ícono musical retirado desde hace décadas. Lo que empieza como un privilegio profesional se transforma en un viaje inquietante cuando Ariel descubre que Moretti encabeza un grupo de seguidores, The Levelists, cuya devoción roza lo sectario.
Green articula un relato cargado de atmósfera, con ecos del horror psicológico y el thriller conspirativo. La tensión se sostiene, sobre todo, gracias a las interpretaciones: Edebiri aporta humanidad y curiosidad, mientras que Malkovich despliega un carisma hipnótico que oscila entre lo entrañable y lo perturbador. Cada escena suya es un recordatorio de por qué sigue siendo uno de los actores más magnéticos del cine contemporáneo.
Sin embargo, lo que en sus primeros compases parece prometer un incisivo retrato del fanatismo mediático se dispersa en una narrativa que nunca termina de encontrar un centro sólido. Opus juega con símbolos, alusiones y metáforas sobre el poder de la imagen y la manipulación, pero rara vez logra articularlos con contundencia. El resultado es más atmosférico que narrativo, más provocador que coherente.
Aun así, la propuesta tiene valor. Green no pretende ofrecer respuestas fáciles; su final abierto funciona como un espejo de la propia cultura de la celebridad: fascinante, confusa, imposible de abarcar en una sola mirada. En ese sentido, Opus dialoga más con la experiencia de ser espectador en un mundo saturado de ídolos que con el thriller tradicional.
Para los cinéfilos y cineastas, la película deja una pregunta incómoda: ¿cuánto estamos dispuestos a creer —y seguir— a quienes admiramos? Quizás ese sea, en última instancia, el verdadero “opus” de Green: recordarnos que el culto nunca muere, solo cambia de rostro.
Rotten Tomatoes :


 
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